AMBIENTE
El litio podría estar presente en el sudoeste bonaerense
La exploración abarca áreas como Villarino y busca potenciar el potencial geológico de la provincia, mientras se atienden preocupaciones ambientales y culturales.

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El gobierno provincial, a través del Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, firmó un convenio con el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) para explorar la posible existencia de litio en el sur y oeste de la provincia de Buenos Aires. El litio es un recurso natural muy valorado por su uso en baterías, vehículos eléctricos y otras tecnologías verdes.
La iniciativa se da en un momento donde el litio tiene una gran importancia geopolítica y económica, y también genera conflictos sociales en otras regiones del país por los impactos ambientales y culturales de su explotación. En ese sentido, el convenio busca reconocer la potencialidad minera de la provincia en recursos poco o nada explorados, que podrían significar una oportunidad para el desarrollo industrial, la generación de empleo y la diversificación productiva.
El plan de trabajo consiste en evaluar los antecedentes y tomar muestras en salinas, depresiones salinas y lagunas salobres de la provincia, donde se podría encontrar litio y otros elementos de interés económico. Entre los sitios seleccionados se encuentran algunos ubicados en el distrito de Villarino, donde hay varias salinas que forman parte del paisaje y la historia local.

El objetivo general del proyecto es estudiar el potencial geológico en litio en sectores seleccionados de la provincia de Buenos Aires, y los objetivos específicos son muestrear en salinas y pozos aledaños del sur y oeste provincial, y comprobar la presencia, características y volumen de otros recursos informados en los sitios visitados.
La noticia original fue publicada en el Boletín Oficial hoy martes y se basa en el acuerdo firmado entre Eduardo Zappettini, presidente de SEGEMAR, y Federico Luis Aguilera, subsecretario de Minería.

¿Qué es el litio y dónde se encuentra?
El litio es un metal alcalino blanco muy ligero, que se corroe rápidamente al contacto con el aire y no existe en estado libre en la naturaleza, sino solamente en compuestos. Tiene una amplia variedad de propiedades, entre las cuales se destacan su alto grado de adaptación a distintos tipos de diseños, tamaños y formas, y su capacidad de almacenar grandes cantidades de energía. Fue descubierto en 1817 por el químico sueco Johan August Arfwedson y su nombre tiene origen en la palabra “lithos” que significa roca en griego.
“El litio es un mineral y podemos encontrarlo en varios sitios distintos. Lo encontramos en los salares de altura como los que tenemos en la Puna [N. de la R.: ecorregión que abarca las provincias de Jujuy, Salta, La Rioja, Catamarca y norte de San Juan] en concentraciones bastante abundantes. Estos salares son de importancia estratégica ya que tienen mucho contenido en litio y porque, además, es relativamente fácil de extraer respecto a las otras fuentes de litio”, explicó a Chequeado Victoria Flexer, doctora en química y directora del Centro de Investigación y Desarrollo en Materiales Avanzados y Almacenamiento de Energía de Jujuy.
La especialista remarcó que también hay litio en el agua de mar donde tiende a fijarse en las arcillas que se depositan en los fondos marinos, lo que dificulta su extracción, y en rocas minerales donde se puede extraer con tecnologías similares a la minería más clásica. Este mecanismo es usado principalmente en Australia, China, Zimbabue, Portugal y Brasil.
Es así como una de las fuentes principales para la obtención de este mineral son los salares, esas grandes planicies de sal que subterráneamente acumulan importantes volúmenes de salmuera, una solución acuosa que tiene una composición mayoritaria de cloruro de sodio (sal) y minoritaria de otras elementos, entre los que se encuentra el litio.

¿Para qué se usa el litio?
Tradicionalmente, el litio se utiliza en vidrios y cerámicas, donde este mineral otorga determinados beneficios, como mayor adhesión y dureza. Otro uso clásico es el de aplicación a grasas y lubricantes para lograr una mayor manipulación de los materiales en contextos térmicos adversos. También, se aplica en diversas fases de la cadena de valor de las industrias plásticas, producción de medicamentos y cuidado de la salud, secado industrial y placas de blindaje, entre otros.
Sin embargo, en los últimos años se ha observado un aumento importante en la demanda de litio como un insumo clave para la fabricación de las baterías de ion-litio, debido a su capacidad de almacenar grandes cantidades de energía.

Si bien durante los ’90 eran los fabricantes de electrónica de consumo (como los celulares y las computadoras) los grandes usuarios de este elemento químico, en los últimos tiempos el crecimiento de su demanda proviene de los fabricantes de baterías para vehículos eléctricos (automóviles, autobuses, motos y bicicletas) y para el almacenamiento de energías renovables. Es por eso que se presenta al litio como un elemento clave en el sendero hacia la transición energética de la Argentina y el mundo.
“El litio es un mineral clave, pero hay que entender que es un vector energético por su capacidad de almacenamiento. La energía se va a tener que seguir generando a partir de otras fuentes renovables y otras no renovables de transición. En este sentido, el litio no es el petróleo del siglo XXI, nunca alcanzará ni su volumen ni su tamaño de mercado porque no es un consumible, las baterías se pueden reciclar y, de hecho, serán buena parte de la oferta futura del mineral”, manifestó a este medio Victor Delbuono, investigador del Área de Recursos Naturales de la organización Fundar.